diciembre 01, 2016

Lecciones a conciencia.


 Siempre anduve sola 
por los caminos que esta vida me preparó, 
andando y volviendo a empezar
cuando mi camino no fué el correcto. 
Con alegrías y penas,
todas ellas en agonía me tenían,
pensando muchas veces que algún día
alguien me diría como andar este nuevo camino.


Pero volví a tropezar, cada vez mi camino se hacia más angosto,
 llorar no podía, quizás a solas ahogarme podría,
aunque con el tiempo mi corazón
se iba formando sólo;
 convirtiéndose algunas veces
en una coraza de hierro
y en muchas otras
en un sentimental .

Y así hice de este camino el más largo
y extenso de lo acostumbrado,
por eso llevando estas piedras
puedo sentir que más pesado será cuando realmente tenga que avanzar más.

Y estas piedras significan lo pesado que se me hizo llegar aquí
con heridas en el alma y los pies desdeñados de tanto tropiezo;
llevo en cada piedra grabada la caída,
y la respuesta a mi dolor escrita con sangre sudor y lágrimas

que se hicieron en mi una pócima de valor para seguir,
 mirando a mi alrededor un mundo feliz, pero al cual yo no pertenecía
por el resentimiento acumulado en mis pasos,

de ver tanta hipocresía, tanta soledad. 

Anduve por esquinas ya olvidadas
y por los lugares más apreciados,
pero las sirenas siempre gritan
y como ratas de ciudad se suelen esconder…

Los veo a todos,
a ti que te crees la inmortal, pobre animal,

que no sabes que de ese mal acabarás tu infancia cruel,
cuando los ojos del fiscal te señalen sin piedad,
te empeñas en poner culpables a tu destino
y a tu vida por situaciones
que tu misma provocaste
satisfaciendo a tu ego;
pues para ellos eres el mejor,
el amigo ideal sin conciencia
por querer hacer lo más fácil. 

Lo vi andar en brazos cuando anduvo mal, ayudado por los hombres;
en cambio yo, cuando estuve mal tuve que irme sola,
sin que nadie me pudiera ayuda;
fue entonces cuando renegué mi suerte
y renegué hasta de dios;
cuando fue el que dio mi pronta respuesta.

 La encontré en la conciencia que ya habías puesto en mi
y que de ahí me hablas, cuando hago las cosas para bien o para mal
y fue así tan claro el mensaje que,

 mientras a él lo llevaban en brazos por la orilla
las huellas eran de muchos hombres… 

Cuando yo iba mal a casa las huellas que pensaba que eran las mías
no eran más que un espejismo, eras tu;
quien me llevaba en sus brazos,
cuando de lo cansado se me hizo el camino.
 Y fue cuando comprendí que lo mejor es no estar bien con los demás, si no con uno mismo,
y al no ser tan insensible a la verdad,
 siempre hay alguien con razones para seguir adelante
y no detener este camino. 



Imágen: ForWallpapers.

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